Centro de Aceleración Sostenible de Electromovilidad

  • El Subdirector de Asuntos Legales de CASE, Felipe Astaburuaga, aborda este tema, plantea interrogantes y oportunidades a partir de los cambios regulatorios en la potencia norteamericana.

La historia de las regulaciones ambientales en la industria automotriz ha enseñado que, a veces, los resultados no deseados son una posibilidad real. En 1970, la Ley de Aire Limpio de EE. UU. estableció estándares de emisiones para los vehículos, lo que llevó a una reducción significativa de la contaminación del aire. Sin embargo, también tuvo el efecto secundario no deseado de hacer que los automóviles pasaran a ser “camionetas ligeras” (SUV), las que hoy llenan el parque automotriz y son menos eficientes en términos de combustible, incrementado la demanda de gasolina y, por lo tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Cuáles serían las posibles consecuencias no intencionadas de una adopción demasiado apresurada de vehículos eléctricos?

Para el Subdirector de Asuntos Legales de CASE, Felipe Astaburuaga, algunas de las suposiciones evidentes son, por un lado, que las redes de carga no puedan seguir el ritmo de la demanda, lo cual ya es un problema en las áreas más allá del área metropolitana de Santiago. Además, las estaciones de carga más rápidas pueden tardar de 20 a 30 minutos, ¿quién querría ser el quinto en la fila para usar el único cargador rápido disponible entre Santiago y Viña del Mar?

Por otro lado, es posible que haya una escasez de los minerales necesarios para las baterías de los vehículos eléctricos, como el cobalto, el litio, el manganeso y el níquel. Aunque esto no necesariamente provocaría una escasez de vehículos, sí podría empujar al alza los precios de estos.

Estados Unidos busca mitigar el cambio climático

“En este sentido, resulta relevante lo hecho el día de ayer 12 de abril por el gobierno de EE. UU., quien anunció sobre el endurecimiento de las normas de emisiones, un paso importante para reducir la contaminación del aire y mitigar el cambio climático. De aprobarse representaría el plan de reducción de emisiones de vehículos más agresivo hasta la fecha en dicho país (y que ciertamente influiría en otras economías), con una reducción promedio anual del 13% de la contaminación y una reducción del 56% en las emisiones promedio de la flota proyectada para cumplir con los requisitos de 2026”, explica.

Además, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) está proponiendo estándares de emisiones más estrictos para camiones medianos y pesados hasta el año 2032. Sin embargo, es importante tener en cuenta la lección aprendida del pasado y trabajar para evitar cualquier consecuencia no deseada de esta nueva regulación.

“Una posible forma de hacerlo es promover la transición a vehículos eléctricos los que no emiten gases de escape y, por tanto, no contribuyen a la contaminación del aire de una manera tradicional. Si bien la electrificación completa del parque automotor no es una solución a corto plazo, fomentar la adopción de vehículos eléctricos mediante incentivos y regulaciones favorables puede acelerar el proceso de transición. Dado que actualmente y en el corto plazo no hay forma de aumentar la eficiencia de combustible de los automóviles a gasolina, las nuevas normas obligarán efectivamente a los fabricantes de automóviles a construir muchos más vehículos eléctricos y muchos menos automóviles a gasolina para cumplir con ellas”, detalla.

Otra forma de evitar resultados no deseados es fomentar la innovación y la tecnología. En lugar de simplemente establecer estándares de emisiones más estrictos, el gobierno puede trabajar en conjunto con la industria automotriz para desarrollar soluciones tecnológicas que reduzcan las emisiones y aumenten la eficiencia sin sacrificar el rendimiento del vehículo.

En resumen, el endurecimiento de las normas de emisiones es una medida importante para reducir la contaminación y mitigar el cambio climático, pero es crucial tener en cuenta la lección aprendida del pasado y trabajar para evitar cualquier efecto secundario no deseado. Promover la transición a vehículos eléctricos y fomentar la innovación son dos formas de hacerlo. La industria automotriz, la industria de infraestructura de carga y el gobierno deben trabajar juntos para garantizar que las regulaciones ambientales tengan los resultados deseados sin consecuencias no deseadas.