Electromovilidad: beneficios y oportunidades
El cambio climático y la contaminación presente en las principales urbes de Chile y el mundo, invitan a las personas a revisar nuevas formas de transporte, que sean seguras, eficientes y con el menor impacto posible en el medio ambiente. En esta línea, la electromovilidad cobra vital importancia.
En el mundo existen alrededor de 3 millones de vehículos eléctricos, siendo China, Estados Unidos y Noruega, los países que concentran un mayor número de este medio de transporte.
Desde un punto de vista conceptual, la electromovilidad se refiere “al uso de vehículos eléctricos, siendo entendido como aquellos que hacen uso de combustibles y/o energía alternativa impulsados por uno o más motores eléctricos”, según información obtenida en la Biblioteca del Congreso Nacional.
Sin embargo, no se limita ahí, pues hay dos tipos de tecnologías asociadas. Por una parte, el auto de batería ion-litio, y, por otro, el fuel cell, que genera electricidad a partir del hidrógeno, que permite mover el motor.
Dentro de los mayores beneficios de la electromovilidad está el promover un planeta más sustentable, permitiendo hacer un cambio en la matriz tradicional de movilidad en el mundo, que es la responsable de unos 333 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que representa un 20% de la producción mundial.
Por otro lado, también destacan por ser casi imperceptibles, permitiendo reducir la contaminación acústica de las ciudades, aportando a una mejor calidad de vida de las personas.
También se produce un ahorro en los costos individuales de transporte, producto de un menor consumo energético dada las características de los motores eléctricos. Además, representa una oportunidad para desarrollar nuevos modelos de negocios al alero de la electromovilidad en Chile y Latinoamérica.
Según el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “América Latina debe reducir su huella de carbono en dos toneladas métricas anuales per cápita (2tpc) para 2050, especialmente en los sectores de energía y transporte, además de implementar políticas rigurosas en las actividades de agricultura y en los usos del suelo. Sin ningún cambio en las políticas, las emisiones del sector transporte podrían aumentar significativamente más que las de otros sectores”.
El avance hacia un transporte más sustentable y eficiente también requerirá el apoyo de una estrategia integral, que permita dar resolución a una serie de aristas asociadas a este proceso de transición.